sábado, 11 de abril de 2020

LOS EUCALIPTOS DE TACNA Y EL CORONAVIRUS (CoVid-19)


LA RECETA DE LA ABUELA

Ruperto Juan Villaca Cahuana
Desde niño yo sabía que, en periodos de año y medio a dos, como agricultor, mi padre se enfermaba sólo de gripe, pero una gripe que le duraba hasta quince días, durante el proceso de esa enfermedad, la fiebre, los estornudos y otros síntomas lo dejaban como "muerto", totalmente rendido, a manera de broma pesada le decíamos “ya le agarró el muermo” –gripe de caballo--. Un día cuando mi padre estaba con los primeros síntomas del “muermo”, en casa recibimos la visita de una tía abuela, ella, al enterarse de la enfermedad, me envió al campo a traer un buen atado de brotes de eucalipto. Entonces vi todo el proceso del “baño de vapor con eucalipto” conocido también como el baño “sauna”:
1.   Adaptación de Área: en el interior de la cabaña, con un manto impermeable, en una esquina adaptó un pequeño ambiente cerrado.
2.   Generador de vapor: en una olla mediana hizo hervir agua (tres litros), luego agregó dos ramas de eucalipto (unas 25 hojas), lo reforzó con dos pequeñas ramas de menta, también pidió una de lavanda, como no había, dijo que no importaba.
3.    Hizo ingresar al enfermo, sólo cubierto con toalla, en el ambiente cerrado, le alcanzó una banca pequeña para que permaneciera sentado.
4.   En un recipiente mediano vació el contenido de la olla quitando la tapa introdujo en el ambiente cerrado. Al generarse el vaho dentro del recinto se produjo un “sauna” caliente, húmedo y agradable. Le daba instrucciones a que inhalara el vapor caliente tanto por la boca como por la nariz.
5.     El “sauna” duró unos 15 a 20 minutos aproximadamente. De esa manera le hicieron, a mi padre, un baño completo de vapor con eucalipto. Los beneficios fueron las vías respiratorias despejadas, y para que la sensación sea de completa satisfacción, le recomendó completar la terapia, mínimo por tres días más, obviamente reforzada con mates calientes de los mismos productos y un "mejoral".
Después de la terapia con vapores de eucalipto, receta de la abuela, mi padre ya no se enfermaba de esa terrible gripe. Cuando nos visitaba la abuela, en casa se escuchaba decir: Ya llegó la abuelita cura “muermo”.

COMPROBACIÓN CIENTÍFICA DE LA RECETA DE LA ABUELA

Origen y Distribución del Eucalipto
Toda la bibliografía nos dice que el eucalipto es originario de Australia y de Tasmania, y que actualmente crece en todo el mundo, se adaptó principalmente en las regiones de clima subtropical. En el Perú se adaptó en la costa, los valles interandinos, y hasta en la ceja de selva.
En lo que corresponde a Tacna el eucalipto crece en las cuatro provincias y en todos los distritos, muy bien adaptados está en la costa y en los valles interandinos irrigados, destacando como la principal actividad agrícola en algunos distritos de la provincia de Tarata como son distritos de Estique Pueblo con área de cultivo de 112. 35 has.  y Estique Pampa con un área de cultivo de 72.78 has.

Familia y Especies de Eucalipto.


El eucalipto pertenece a la familia Myrtaceae, género Eucalyptus, y Especie: globulus Labill. El género Eucalyptus, que agrupa en torno a 600 especies, pertenece a la familia Myrtaceae, subfamilia Leptospermoidae. Se trata de un género botánico muy rico y diverso, Presentando una asombrosa frecuencia de aparición de híbridos fértiles, la especie Eucalyptus globulus, fue descrito por Jacques-Julien Houtou de La Billardière razón porque a la especie se la conoce como Eucalyptus globulus Labill (Fernández & Silva-Pando, 2016).

Actividades terapéuticas a base del eucalipto
La Agencia Andina, con referencia al eucalipto afirma lo siguiente: “Esta planta estimula el buen funcionamiento del sistema inmune y es usada como antiséptico y desinfectante ante procesos virales y bacteriales, por lo que es muy recomendada para aliviar resfriados y otras afecciones respiratorias. 
Además, ayuda a descongestionar los pulmones por sus propiedades expectorantes, calmantes y antiinflamatorias.  

Otra propiedad atribuida al eucalipto es la de ser hipoglucemiante, dado que reduce los niveles de azúcar en la sangre. https://andina.pe/Agencia/noticia-coronavirus-estas-plantas-medicinales-ayudan-a-combatir-los-sintomas-esta-enfermedad-788182.aspx

Componentes del eucalipto.

Aceite esencial de eucalipto (1-3,5%): cineol o eucaliptol (70-85%), alfa-pineno, d-limoneno, p-cimeno, alfa-felandreno, canfeno, gamma-terpineol.
Ácidos: clorogénico, elágico (corteza) cafeico, elágico, ferúlico, gálico, gentısico (hojas).

Composición del Aceite de Eucalipto.

Los aceites de eucalipto están compuestos por más de 100 componentes diferentes. Sus principales componentes químicos son a-pineno, b-pineno, a-felandreno, 1,8-cineol, limoneno, terpineno-4-ol, aromadendreno, epiglobulol, piperitona y globulol.

Principios activos fundamentales.

Aceite esencial: eucaliptol, monoterpenos y sesquiterpenos, aldehidos y cetonas.     
Ácidos fenólicos: ácido cafeico, ferúlico, gentísico, láctico, gálico.                                   
Flavonoides: eucaliptrina, hiperósido, quercetina, quercitrina, rutina.

Usos.

Se usa como desinfectante y antiséptico para tratar varios procesos virales, afecciones respiratorias (tos, bronquitis, neumonía, asma…) e infecciones de la piel. - Es un excelente descongestionante de los bronquios y pulmones, y un eficaz expectorante

Análisis del aceite de eucalipto

Los parámetros de E. globulus cumplen en general con lo establecido en las monografías de la OMS15 y la RFE;13 mientras que para el resto de las drogas evaluadas, así como su mezcla, no aparece información anterior en la literatura consultada, por lo que se consideran novedosos. El análisis del aceite esencial de E. globulus permitió identificar 9 compuestos, y pudo corroborarse la presencia de 1,8-cineol con un 58 % de abundancia relativa, como componente mayoritario.

Estudios cientificos del eucalipto

Según Revista Cubana de Medicina Tropical versión impresa ISSN 0375-0760versión On-line ISSN 1561-3054 “El extracto de Eucalyptus spp. mostró la mayor actividad inhibitoria con un IS de 25,21, el doble, inclusive, que el obtenido para el extracto de P. orbicularis que constituía la referencia o el control positivo del efecto antiviral buscado. Estudios fitoquímicos realizados en especies de Eucalyptus, muestran la presencia en la planta de compuestos fenólicos como los taninos y flavonoides, que son responsables de la actividad inhibitoria del AgsHB in vitro mostrada por el extracto de P. orbicularis en otros ensayos antivirales (Del Barrio G. Actividad antiviral in vitro de Phyllanthus orbicularisTesis de Doctorado. Universidad de La Habana, Facultad de Biología. Ciudad de La Habana, 1999) (Romeu B. Evaluación antiviral, contra el virus del herpes simple tipo 1, de fracciones químicas de Phyllanthus orbicularis HBK. Tesis de Diploma. Universidad de La Habana, Facultad de Biología. Ciudad de La Habana, 2000) (Roque A. Actividad in vitro del extracto acuoso de Phyllanthus orbicularis HBK frente al VHB. Tesis para optar por el Título Académico de Maestro en Microbiología. Mención Virología. Universidad de La Habana, Facultad de Biología. Ciudad de La Habana, 2003).”

Según WebCconsultas Revista de Salud y Bienestar, en su publicación “Eucalipto, una ayuda para respirar mejor” Sobre las bondades del eucalipto nos dice lo siguiente: “El uso del eucalipto como planta medicinal está recomendado para aquellas enfermedades que afectan a las vías respiratorias como la gripe, el asma o los catarros.
Para las aplicaciones medicinales que posee este árbol, se utilizan, sobre todo, las hojas de la especie globulus, por poseer tres importantes propiedades: son antiinflamatorias, antimicrobianas y expectorantes. En el caso de la primera, al reducir la inflamación, facilita la respiración. Respecto a su capacidad antimicrobiana, con su uso se consigue acabar con aquellos microorganismos –principalmente microbios y bacterias– que son los causantes de procesos infecciosos en las vías respiratorias como son la bronquitis, la sinusitis, la traqueítis y los constipados. Por último, sus propiedades expectorantes proceden de las hojas del eucalipto. Son muy olorosas y ricas en un aceite esencial cuyo principal componente es el eucaliptol. Dicho componente es un potente mucolítico que fluidifica las secreciones pulmonares y favorece la expulsión de las mismas. A su vez, es antitusivo y un inhibidor de la irritación bronquial, por lo que se recomienda su aplicación en enfermedades tales como la bronquitis aguda y crónica. https://www.webconsultas.com/belleza-y-bienestar/plantas-medicinales/eucalipto-te-ayuda-respirar-mejor-6189

LOS CORONAVIRUS(CoV)

El informe técnico de Portalfarma publicado en su página web, resuelve las siguientes interrogantes:

¿Qué son y cuál es su patogénesis?
Los coronavirus (CoV) constituyen un amplio grupo de virus que se encuadran taxonómicamente en la subfamilia Coronavirinae dentro de la familia Coronaviridae (order Nidovirales); se designan bajo el término coronavirus todas las especies pertenecientes a los géneros Alphacoronavirus, Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavirus. Se trata de virus cuyo genoma está formado por una única cadena de ARN con polaridad positiva (+ssRNA, del inglés single-stranded positive-sense RNA) y de aproximadamente 30.000 pares de bases, que presentan una capucha metilada en el extremo 5' y una cola poliadenilada (poli-A) en el extremo 3', dándole un gran parecido al ARN mensajero del hospedador. A grandes rasgos, los coronavirus inician su replicación con la entrada de los viriones – forma infecciosa del virus–, cuando pierden su envoltura y depositan su ARN viral en el citoplasma de la célula eucariota, donde el parecido con el ARNm del hospedador le permite adherirse directamente a los ribosomas para su traducción. Allí, se emplea como plantilla para traducirse directamente en la poliproteína 1a/1ab, en la cual están unidas todas las proteínas que formarán el complejo de replicación-transcripción en vesículas de doble membrana. A partir de dicho complejo, se sintetizan diversos ARN subgenómicos codificantes para los polipéptidos y proteínas (estructurales y no estructurales) que determinan la biología del virus y la simetría helicoidal de su nucleocápsida. Por microscopía electrónica, los viriones se reconocen por una pequeña "corona" que presentan a su alrededor y que justifica su nombre (Chen et al. 2020) (Figura 1). Figura 1. Morfología de los coronavirus. Los viriones presentan proyecciones de la envoltura o peplómeros, proteínas que salen de la superficie del virus y determinan el tropismo por su hospedador.  

¿Cómo se manifiesta la infección y cómo puede tratarse?
Las manifestaciones clínicas de una infección por coronavirus dependen en gran medida del tipo de virus y el estado de salud de la persona, pero los signos clínicos más comunes incluyen los propios de un resfriado común, destacando fiebre, tos y síntomas respiratorios (disnea y otras alteraciones de la respiración). También se han notificado síntomas gastrointestinales, incluyendo diarrea. En los casos más severos, la infección puede causar bronquitis o neumonía (bien sea neumonía viral directa o favorecer una neumonía bacteriana secundaria), síndrome respiratorio agudo severo, fallo o insuficiencia renal e incluso la muerte.

CONCLUSIONES.

  •  El Coronavirus CoVd-19, es un virus que se hospeda en todo cuerpo humano.
  •  El CoVd-19 ataca un cuerpo humano que presenta deficiencias en su sistema inmunológico.  O sea, en un cuerpo débil. Puede ser con enfermedades crónicas, o mal alimentado.
  • El CoVd-19 ataca alterando directa o indirectamente el sistema respiratorio, su meta es ingresar a los pulmones.
  • La constitución del CoVd-19, tiene base proteica, necesita de un tipo de proteasa para replicarse. Algunos inhibidores de la proteasa pueden impedir que un virus haga copias de sí mismo (por ejemplo, los inhibidores de la proteasa de virus del SIDA), y algunos pueden impedir que las células cancerosas se diseminen.
  • Las hojas del eucalipto, especie globulus, posee tres importantes propiedades: son antiinflamatorias, antimicrobianas y expectorantes.
  • El cinelol o eucaliptol es un componente del aceite esencial de eucalipto, es un potente mucolítico que fluidifica las secreciones pulmonares y favorece la expulsión de las mismas.
  • El extracto de Eucalyptus spp. Muestra una mayor actividad inhibitoria o el control positivo del efecto antiviral.
  • De las especies vegetales Phyllanthus orbicularis, Eucalyptus spp, Cinchona Officinalis, entre otros, todos ellos estudiados como antivirales, es el Eucalipto que se cultiva en mayor extensión en la provincia de Tarata de región Tacna con una extensión de 363.31 has. destacando en primer lugar los distritos de Estique Pueblo y Estique Pampa.
  • Las prolongadas cuarentenas, principalmente en la ciudad de Tacna, a punta de fusil beneficiarán sólo a las clases media y alta, porque tienen recursos para alimentase hasta por un año, mas no así, la población periférica de la ciudad, con bajos recursos y que una mala alimentación la está debilitando cada día más.


RECOMENDACIONES.

  • Las personas deben hacer gárgaras de agua con sal, para desestabilizar a los virus que están alojados en la garganta antes que ingrese a los pulmones
  •  Hacer infusiones en vapores de agua con eucalipto, puede ser todo el cuerpo(sauna) o solamente de  rostro para descongestionar las vías respiratorias.
  • Tomar mates de eucalipto y/o manzanillas calientes para descomponer la parte externa del virus que está cubierto con una especie de grasa, de tal manera alejarlo de la garganta, que sea empujado para ser destruido por el jugo gástrico.
  • Evitar cambios bruscos de temperatura en el cuerpo, cambiar de ropa transpirada.
  • El gobierno regional debe promover la medicina natural, comprar hojas de eucalipto de los agricultores de la provincia de Tarata y repartir en las viviendas de Tacna.
  • Los municipios deben promover y fortalecer los comedores populares ya que al termino de la cuarentena, la población de bajos recursos terminarán débiles y sin dinero. Serán presa fácil del CoViD-19.









viernes, 14 de junio de 2019

LEYENDA CANDARAVEÑA


RIÑAS Y MONTAÑAS                                                                    


Ruperto Juan Villaca Cahuana







Volcàn Tutupaca
En la era de los volcanes vivos y en pleno territorio aimara, dos volcanes candaraveños rompieron el estrecho lazo de amistad que los unía, calumnias y malos entendidos fueron las causales del inesperado resquebrajamiento. ¿Quién tuvo la culpa? Quién más pues que Mallku, el cóndor. Esta enorme ave, al confundir cuerpo tendido por carroña, mató a Marisol, para así, mitigar el hambre atroz que le cercenaba hasta el buche. Con premeditación y alevosía se cometió el delito, y de esta manera el cóndor incumplía la loable misión que la madre naturaleza le había encomendado en este mundo, la de recoger carroña. Error, craso error.


Volcán Yucamani
Marisol era una hermosa “cholita” candaraveña. Un día, la bella se fue al monte por leña. No bien llegado al río, bordeó la orilla hasta encontrar un remanso, sin usar sus manos se quitó las ojotas para luego recogerlas; con la falda, remangada hasta su vientre, ingresaba lento a las aguas, con los pies descalzos buscaba evitar las resbaladizas piedras dentro del agua, La delicadeza, la gracia y la hermosura de la joven resaltaban en ese tramo del río Callazas. Mientras avanzaba, las transparentes y refrescantes aguas le aliviaban los pies. Al mismo tiempo, asustados huían un par de truchas y una rana floja.

Sentada ya en la otra orilla, con mucha gracia, la bella descansaba mientras peinaba su larga y fina cabellera. Después extendió su “aguayo”, un colorido manto, para luego, echar su cuerpo y beber agua fresca, así mitigaba su sed, entonces, fue víctima de tan salvaje confusión.

Tutupaca, el volcán mayor, amaba a Marisol. Yucamani, el menor, adoraba a la hermosa doncella. Ambos, por separado, la buscaban y no la encontraban, tampoco encontraban razones de su extraña y misteriosa desaparición.
Mallko estaba en problemas, para salvar su pellejo tramó una patraña, les dijo por separado: —Señor Yucamani, le cuento que el Tutupaca raptó a Marisol. Yo lo vi.
De igual manera convenció al otro: —Señor Tutupaca, dicen que el Yucamani raptó a Marisol. La información que tengo es de procedencia fidedigna.
—Y, por favor, no le diga al otro, que yo lo dije, —suplicaba socarronamente el carroñero mentiroso.
Toda esa patraña fue motivo suficiente para dar fin a la tranquilidad volcánica en la región, y así, se inició la erupción de dos volcanes, en realidad era el inicio de una descomunal pelea entre los dos hercúleos amigos, vecinos y, casi, hermanos. El Tutupaca versus el Yucamani. Todo por el amor de Marisol.
Afectado en su orgullo, el Tutupaca la pelea comenzó, utilizando el factor sorpresa dio de coscorrones al volcán menor, ¡Toma, toma y toma!  —Gritaba a la vez—.
Ante tal sorpresa, el Yucamani mudo e inmóvil quedó, tampoco pudo impedir dejar escapar, de su boca, chorros de roca fundida, como si  le hubiese aflojado la glándula principal. ¡Traidor! ¿Dónde está Marisol? —Preguntó el agresor—.
El traidor eres tú. Fuiste tú el que se llevó a Marisol —Contestó el Yucamani—.
Te arrepentirás de haberme traicionado. Tu agresión no quedará así, —contradijo el mas joven—, mientras se reponía de la madrugadora agresión.
El Yucamani, con los ánimos caldeados, y furioso, muy furioso, contestó la agresión, disparó un poderoso ventarrón acompañado de vapores de agua excesivamente calientes. Luego, haciendo uso de una mala vocalización, gritó: —¡Chúpate esto, desgraciado. Aparte de llevarte a Marisol, todavía me agrede! El volcán menor seguía de malas, pues, en esta la puntería le falló. El vapor ardiente rozó, apenas, el hombro del Tutupaca, —Fallaste "volcanucho" de cuarta —refutó el mayor. La parte del hombro quemado, hoy es un cerro desértico, conocido como el “Cerro Pelao”, clara evidencia de que la pelea se dio.
El Tutupaca, al verse desfigurado, reaccionó: ¡Esto sí que no te lo permito, fregaste tu vida! —Gritó el volcán mayor—, ¡ahora verás mi furia!  furioso soltó un fuerte escupitajo de fuego, cuya bola ardiente, en las faldas del Yucamani cayó. Allí, por donde andaba su amigo el Llano Patapatani. Como no podía ser de otra manera, el íntimo quedó destrozado, mal herido y, es más, por la espesa humareda producida estaba que se atoraba.
El Yucamani resultó adolorido, y mâs atontado que la primera agresión, en ese estado, sacando fuerzas de flaqueza, giró en media vuelta, y con un fuerte puntapié devolvió la bola ardiente. Sorpresivo regreso del proyectil que encontró al  mayor distraído, pues, le cayó en el Bajo Tacalaya, un golpe casi mortal. En esta acciòn, y de pura suerte, el Tutupaca había protegido con su cuerpo a Huaytire, su amigo del alma ¡Ah, caray!  —Exclamó Turunturu, un vecino de los dos—, la cosa está para peores, hay que detener esta pelea, algo tengo que hacer, buscaré ayuda, —complemento muy preocupado—. 

Más abajo, los gritos aterradores de la Ronca, la “cabeza voladora”, despertaron a todos: Candarave, Cairani, Quilahuani, Camilaca, Huanuara y Curibaya, los hermanos del sur. Estos concluyeron que, el alma de Marisol deambulaba dando mucha pena. Los hermanos del sur lograron la mediación, llamaron a la reflexión, testigos directos fueron, y afirmaban que, tanto el Yucamani así como el Tutupaca no eran culpables de la misteriosa desaparición.
Ayudados por Yatiri, El Brujo, llegaron al lugar del crimen; no tan lejos del lugar hallaron, sólo, el peine de Marisol. ¡Ay, Dios! —Se lamentaron en dúo los enamorados—, ante tanta evidencia concluyeron que, la Marisol estaba muerta, culpable el negro Mallko.
Laguna de Suches
Nadie evitó el llanto triste de los volcanes, tampoco el lagrimeo a chorros de ambos. El abundante lagrimeo del Tutupaca formó en el enorme hoyo, producto de la pelea, la laguna de Suches, la grande. Por la misma razón, el Yucamani formó la laguna de Aricota, la menor. Dicen que el Tutupaca lloró más, por eso sobrecargó y rebasó las aguas en la laguna grande. Motivo por el cual, la menor tuvo que recibir las aguas excedentes mediante el río Callazas. 
Tarde fue el arrepentimiento del cóndor Mallko, nada se podía hacer. Todo estaba consumado. La Marisol estaba muerta. El carroñero fue juzgado por la madre naturaleza, y hallado culpable. El cóndor, con su conciencia cargado de remordimientos, imploró: perdón, hermano Tutupaca. Perdón hermano Yucamani —lagrimeaba sin llorar—, lo hice por hambre. Ya no volveré a delinquir, —dijo muy arrepentido—. Luego, triste se despidió. De voluntad había decidido marcharse, para siempre, del territorio aimara y de la Cuenca del Callazas. Confinado al ayuno, por que mató a Marisol, el ave más grande de todas las cordilleras se replegó hacia el norte, se refugió en el gran Cañón del Colca, allí se obligó a trabajar para sobrevivir. Allí patentó “el majestuoso vuelo de los cóndores”, hoy se resiste a la extinción.
Laguna de Aricota
Todos los que hallaron el peine de Marisol convocaron a una Junta. Juntaron también arbustos secos de “chare”, “chiñe” y “tola” para hacer buena candela. Después de una amplia discusión, antes de confraternizar en conjunto, merendar, pijchar coca y tomar aguardiente, los dos amigos y los seis hermanos del sur, para dejar claro la cuestión acordaron y suscribieron como sigue:
En el corazón del territorio aymara, siendo los tiempos de los volcanes vivos, el Pleno de la Junta de la Cuenca del Callazas, acuerda: Que, el Peine de Marisol permanecerá en el mismo lugar encontrado. Al cuidado de los Comisionados de Huanuara y Cairani por un lado, de Candarave y Quilahuani por el otro. Del Callazas, mediante un canal matriz, sus aguas traerán para que el monumento al peine permanezca siempre húmedo, se incluye a sus cortadores, por siempre y hasta siempre. Una vez al año, los cuidadores hasta la Bocatoma vendrán, los “tajos” o tramos del canal que les corresponde limpiarán. Una fiesta al agua renovarán, sin modificar el Peine de Marisol. Camilaca y Curibaya testifican el presente acuerdo de palabra y por escrito, El Tutupaca y el Yucamani, como dolientes, garantizarán su cumplimiento. Difúndase y cúmplase”.
En la actualidad el lugar es conocido como el Partidor Marisol, antes Peine de Marisol, se ubica aguas abajo de la Bocatoma del Callazas. Forma parte del canal matriz. Hoy convertido en Infraestructura Mayor de Riego; regula y reparte, equitativamente, las aguas que irriga por un corte las campiñas de Ancocala, Cairani, Yarabamba, Calacala y Huanuara; y por el otro corte las campiñas de San Pedro, Candarave, Talaca, Pallata y Quilahuani. Dicho partidor regula el desarrollo y la vida en cuatro distritos, de seis, en la Provincia de Candarave.

FIN

sábado, 3 de noviembre de 2018

DÉJAME QUE TE CUENTE.


CUCHITO, EL GATITO VALIENTE

                                                                                                                                       Ing, Ruperto Juan Villaca Cahuana


Los gatos, como mascotas, han sido motivo de controversia en la familia de don Rigoberto. La joven Benny, la mayor de sus tres hijos, inducía en sus gatos exagerados apegos hacia ella, destacaba con esa habilidad desde que era una niña. Los gatos reforzaban tal vínculo afectivo con actuaciones propias de la especie. A don Rigoberto no le agradaban los animales, mayor razón los gatos, pero se obligaba a fingir lo contrario. Los sentimientos de su hija eran también sentimientos suyos.

Jonán y Nando, hermanos menores de Benny, tuvieron que adaptarse a la presencia de los gatos, se supone. Tampoco les quedaba otra opción, ya que la presencia o no de esos felinos en casa dependía de la mayor y única hermana.

La figura dominante de Benny fue reforzada por la delegación de responsabilidades que, en asuntos de mascotas, le dejó su padre. Aunque esa delegación estuvo por demás, nomás lo hizo para no perder autoridad paternal, y así justificar su poca permanencia en casa, restringido a los fines de semana de cada quincena, y también a unas cortas vacaciones cada año.

La excesiva cantidad de gatos en casa preocupaba a don Rigoberto, por lo que formuló el problema, y hasta se planteó una hipótesis:
—¿En qué medida la presencia de los gatos beneficia a esta familia?¿habrá así en otras casas? Creo que no. Esta casa se asemeja a un pequeño zoológico especializado en gatos, gracias a la “locura” de Benny. Tanta predilección por esos mininos. ¿A quién habrá salido ? A mi, no.

En realidad, la convivencia entre la familia de don Rigoberto y los gatos estaban sobrepasando los límites permisibles, sin embargo para los hijos no parecía importarles, más que todo a Benny, estaban acostumbrados ya a escenas de maullidos, bufidos, ronroneos, jugarretas, peleas y de otros comportamientos propios de la especie, familia habituada también a la manipulación de todos los enseres necesarios para la crianza de gatos, más los hijos. Estaban los indispensables utensilios para alimentarlos, el ropaje para la manada no pasaba desapercibido, mención aparte se merece el calzado del “Gato con Botas”, y sus respectivos juguetes. La familia tenía un botiquín, los gatos también. El botiquín veterinario estaba mejor implementado, gracias a la influencia de Benny. A imaginarse, una buena y verdadera vida de gatos. Así como iban las cosas, hasta ese momento, Benny se habría ganado ya suficientes bendiciones de San Antonio, Patrono de los Animales, se supone. ¿No?

Don Rigoberto  pasaba sus últimas y cortas vacaciones en su casa de la ciudad. Tiempo que le permite ser un excepcional testigo de los sorprendentes acontecimientos gatunos. Un día de esos, Benny se fue a la universidad como lo hacía siempre, estudiaba una carrera que nada tiene que ver con la zoología, entonces el padre decide imponer su autoridad en casa, más que todo en los gatos, pretendía aprovechar la ausencia de su engreída. Los felinos parecían entenderlo, mantenían cierta disciplina, pasaban el tiempo formando grupos, intentaban pasar desapercibidos en el patio, el techo, el jardín y, mayormente, en el cuarto viejo del fondo, aquel que sus hijos lo habían convertido en una "residencia minina". los gatos cateaban a don Rigoberto, mismos pandilleros sospechosos.

Benny ajustaba el retorno a casa, habitualmente, al inicio de la tarde, Los felinos cronometraban bien el tiempo, ellos cada vez más inquietos mientras se acercaba tal hora. Algunos gatos ni disimular sabían la continua vigilia. Ese día, la presencia de don Rigoberto en la sala coincidió con la llegada de su hija, la estudiante no bien hizo sonar su llave en el cerrojo de la puerta, los domesticados perdieron el orden, a toda carrera cruzaron por el jardín, otros bajaban por la escalera, de todas partes llegaban a la sala, luego a la puerta. Parecían apostar a quién es el primer cuadrúpedo en obtener las caricias de la joven. Todos esos morrongos, sin excepción, perdieron el respeto por los presentes en casa, incluyeron a don Rigoberto.

Benny llegó de la universidad demostrando un exagerado cansancio. Los gatos la recibieron también con exagerados actos circenses, unos con desarreglados maullidos, otros con cariñosos ronroneos, y el resto trataban de entrar en contacto físico, a como dé lugar, con ella. Todo un espectáculo. Unos parecían soltar reprochadoras maulladas por la tardanza, otros, quejarse de cualquier molestia y, el resto, con sus colas o lomos trataban de rozar los pantalones a la altura de las pantorrillas de la joven, querían demostrar agrados por el retorno de la jefa o tal vez dejar, sólo, sus olores en la ropa nueva.

Los gatos esperaban una satisfacción: 
¡Oh! mis bebés ¿Cómo les va? saludó Benny. 
Le salió a la joven un exagerado tono de preocupación, los felinos parecían creerla, porque, por breves momentos aminoraron el escándalo. Al comprobar el buen humor de la jefa, de inmediato, la respondieron maullando a todo pulmón con un: 
¡miauuuu!Parecían contestar, al unísono:¡Estamos muy mal, abandonados, y que, nadie nos quiere! ¡don "Rigo" nos mantuvo a rigor!

No más tendrán que aguantar mis mascotitas preciosas. Tampoco puedo dejar de estudiar por ustedes. ¿No? Replicó Benny.
 ¡Miau! Un repentino maullido, desde el fondo de la sala, interrumpió la recepción, luego apareció la gata más adulta.
 ¡Miren! Es mi viejita panzona, dijo de la gata preñada, que por cierto, fue la última en llegar.

Después del recibimiento, toda la manada siguió a Benny. Todos iban tras ella hasta lograr su atención. Se asemejaba a una procesión o, tal vez, a una marcha política después de un mitin, pero, de gatos. Ella interpretaba a la perfección el lenguaje corporal de cada uno de sus gatos, es más, interactuaba con todos, los hablaba, contestaba los gestos corporales de cada gato, ya sea con palabras de aliento, broma o reprimenda, según se daba el caso.

La cola, a veces una pata, de algún confianzudo gato no se escapaba de los pisotones. Estos accidentes sucedían con frecuencia. Ese día, la víctima lo dio a conocer con un fuerte y doloroso maullido, sin embargo, el acto sacrificado le permitió lograr la atención directa e individual de la dueña: 

¡Perdón mi amor! ¡tú tienes la culpa! ¿No? Pues, te cruzaste en mi camino, se disculpó Benny del animal, luego lo alzó y con leves masajes intentaba aminorar su dolor. 
El lesionado simulaba morderla en la mano, con ronroneos parecía responder: 
¡No! ¡La culpa fue tuya! No estás perdonada. Salvo que me des algo, puede ser una agradable comida. Entonces veré si te puedo perdonar.

Los gatos recibían a los demás miembros de la familia con actos de indiferencia. Una que otra excepción. Nando tenía un primer orden de preferencia por el “Gato con Botas” por lo que, cuando él llegaba, era muy bien correspondido.

La presencia de Benny en casa estimulaba, en los gatos, comportamientos negativos. Estos sacaban a flote el engreimiento y la mala crianza, algunos hasta la exageración. Parecían vengarse de los demás, apuntaban más a don Rigoberto, será tal vez porque él los mantenía a rigor. Ellos dejaban de lado la restringida libertad a la cual eran sometidos en ausencia de la protectora.

La compra de alimentos, y otros cachivaches para la crianza de los gatos, generaban gastos extras en la familia, la cuenta de la bodega evidenciaba de ello. Otra cosa, la manada hacía enojar a la persona que realizaba la limpieza, se incluye el asco que causaba recoger los excrementos del pozo de arena. Para este último y repulsivo trabajo, Benny se abstenía, pretexto, la universidad. Los cachivaches para criar la especie rebasaban el desván. La única acción benéfica que se les podía atribuir, a esos felinos con suerte, era que, en casa, nadie se quejaba de las asquerosas ratas, tampoco de los ratones y los pericotes, como que sí lo había en casa de los vecinos y de los otros. La población felina no bajaba de la decena; estaban los adultos, entre hembras y machos, los maltones, destetados y mamones.

Benny, con ayuda de sus hermanos, a cada uno le asignaba un nombre. Integraban la manada actores dobles de los gatos más famosos del mundo. Muy bien representados estaban: el “Gato Félix”, “Don Gato”, la “Gata Loca”, “Tom”, “Gaturro”, entre otros. Algunos destacaban por su temperamento, otros por su docilidad, también estaban los pilongos que hacían resaltar la raza al cual pertenecían. Cada quincena, Jonán o Nando resumía a su padre las hazañas de los gatos más destacados de la manada.

Merece ser recordado el gato que tenía por nombre Vago, era el macho atigrado y el más grande de la manada; el que aparecía, sólo, cuando llegaba la dueña o cuando se aproximaba la hora de la comida, el resto de su tiempo vagaba de techo en techo. La vieja Orange, la que reproducía gatitos hasta de a seis. Duquesa, La Gata Valiente, la que se enfrentaba, con valentía, a los perros y los expulsaba. Coco, El Cobarde, su gran estatura no le favorecía en nada, casi todos abusaban de él, el gato más pequeño hasta le pegaba. Pepe, El Mago, el que hacía desaparecer, como por arte de magia, la carne de un distraído comensal; a veces, se las ingeniaba para destapar las ollas en las casas vecinas. Keica, La Vividora, gata mediana que andaba tras el Mago, se aprovechaba de él para conseguir comida, se la llevaba fácil.

Difícil  de olvidar al elegante “Gato con Botas”, exageradamente vestido por Nando, el hijo menor de don "Rigo" quién también personificaba a su Amo, convertido en su joven y apuesto Rey, y de otros gatos más. Así transcurría los días de rutina en “Gatolandia”, la casa de don Rigoberto.

Joselo, primo de Benny, sabía que a ella le fascinaban los gatos, por tal razón vino un día en su búsqueda, llegó junto a un compañero de trabajo, él traía una caja. Cuando sonó el timbre, Benny se apresuró en atenderlos, al parecer la visita estaba concertada. Luego de una breve conversación, entre los tres, ella recibió la caja, don Rigoberto fue testigo presencial del acto. Joselo, al ver a su tío, le saludó a la distancia: 
¡hola tío “Rigo”!de igual manera se despidió de él—, ¡chao, tío “Rigo”Joselo y su compañero se marcharon apresurados.

El padre se acercó a Benny, le interesaba el contenido de la caja: 
¿Qué hay en esa caja? preguntó el padre.
Papá, no más, son dos gatitosrespondió ella, complementando con unos gestos corporales, y así comunicarle nada importante.
Y ¿Para qué hiciste traer más gatos? ¿No hay suficiente en esta casa? Increpó el progenitor. Con dos interrogantes, también, le daba a conocer su disconformidad.

Papá, no más, un par de días ¿Sí? Me pidieron que cuidara de ellos dos días, luego vendrán por ellos. Dicen que los encontraron abandonados entre los montículos de la obra en la cual ellos trabajan, al parecer fueron abandonados por su madre. Mi primo sospecha que fueron destetados antes del tiempo explicaba la joven con voz de súplica simulada.

Sin dar su aprobación, innecesaria por cierto, el padre acompañó a su hija hasta el jardín interior. Benny destapó la caja, era cierto, aquella alojaba dos gatitos, ambos de color flor de habas, pertenecían a la raza británica Bicolor, blanco y negro. Los pequeños, asustados agrandaron sus lagañosos ojos mientras miraban hacia la salida de la caja, además estaban desnutridos, claras evidencias de que nacieron en estado silvestre.

Los pequeños gatitos fueron sacados de la caja y depositados, uno por uno, en el césped; no bien dejado el primero, espantado corrió a refugiarse debajo del pilón, seguido del otro. El último gatito corrió, sólo, con sus dos patas delanteras y de medio cuerpo hacia atrás lo arrastraba; su vientre y uno de sus muslos hacían contacto directo con el césped, sufría parálisis de medio cuerpo, padecía de paraplejia. La huida del pequeño animal, esforzado acto de supervivencia, hizo que,  Benny y su padre se sorprendieran tanto, a tal punto de quedar mudos e inmóviles.

¡Pobre animalito, pobre gatito! Benny rompió el silencio, 

La joven lo dijo con tanto sentimiento y a voz quebrada, sus ojos estaban humedecidos a punto de lagrimear. Los dos pequeños desaparecieron en el agujero que había entre el pilón y la pared. la entristecida Benny trataba de atraparlos para revisar y bañar los pequeños cuerpos, así como también para alimentarlos. Tuvo dificultades para sacarlos del escondite.

El padre no dijo nada más de los dos gatitos, como retractándose de lo anteriormente dicho optó por retirarse del lugar, con su silencio trataba de decir que cambió de opinión, y que, la casa puede contar con dos gatitos más. Ese día, con cualquier pretexto, don Rigoberto se retiró de la casa; valgan verdades, trataba de huir para no involucrarse con la desgracia del gatito, menos en ayudarlo a enfrentar la adversidad.

El alojamiento del par de mininos no fueron dos días, transcurrían ya dos semanas y ellos continuaban en casa, tiempo que permitió identificarlos. Luego de una deliberación entre Benny y sus hermanos, los críos recibieron sus nombres; a uno, al físicamente sano, le asignaron el nombre de Samaritano, líneas más abajo te darás cuenta del porqué. Al segundo gatito le pusieron el nombre de Cuchito, la irreversible enfermedad del pequeño mucho tuvo que ver con el diminutivo. Pese a la corta edad de ambos, Samaritano y Cuchito vivían inseparables.

Vago se había auto-elegido como el protector de los dos hermanitos, él lo daba a conocer, sólo, cuando permanecía en casa, la mayor parte de su tiempo gateaba en otros techos. La adopción se notaba porque cada vez que él regresaba a casa, los dos gatitos lo recibían con actuaciones de felinos agradecidos: Esta vez, un gatito frotó su cabeza en el erguido y semblante cuerpo del protector, de igual manera el otro gatito fregó también con su lomo. Con una  pata delantera, el adulto tocó, con delicadeza, la cabeza de cada pequeño, como si les estuviera diciendo:

Ya, ya. Tranquilos, enanos no sean “pateros”, pues, no sean sobones, luego, con gracia saltó por sobre ellos y se alejó, no más, quería dejar constancia de que la adopción era en serio.

Mientras se alejaba, el atigrado sacudía las partes de su cuero peludo, las que estuvieron en contacto con la cabeza y el lomo de los gatitos, surcando trataba de quitarse las supuestas manchas que le dejaron los agradecidos en su traje de gala. Uno de los exagerados actos con el que Vago hacía conocer su carácter egocéntrico.

Los pequeños inquilinos fueron aceptados por los demás, aunque no de buena gana, las actitudes de indiferencia, hacia ellos, lo demostraban así. Samaritano y Cuchito continuaban viviendo el uno para el otro. El enfermito seguía a su hermano por donde iba; el gatito normal protegía al inválido. El aspecto físico demostraba que los pequeños estaban mejorando, excepto la paraplejia.

En momentos de alegría, los gatitos jugaban entre los dos, saltaban, corrían, se mordían simulando una pelea, abrazados se revolcaban en el suelo, aunque el disminuido lo hacía únicamente con sus dos patas delanteras y su boca, el resto de su cuerpo lo arrastraba. Uno con su pequeña lengua acicalaba al otro, la reciprocidad se daba a falta de madre. Cuchito tenía dificultades para salir los peldaños de la escalera, su hermanito lo ayudaba, con delicados mordiscos en el lomo o con sus pequeñas garras lo jalaba. De alguna manera u otra subían peldaño a peldaño para no separarse.

Ese día, los hermanitos jugaron hasta el cansancio, Cuchito se había esforzado demasiado, por eso se durmió como muerto; momentos en que Samaritano aprovechó para explorar otros ambientes; curioso, como si fuera un niño, indagaba todo el territorio gatuno; buscaba amistad con otros mininos contemporáneos, luego regresó con su hermanito, se recostó a su lado para cuidar su sueño. Así, los críos formaron una yunta dispareja, la dupla mataba el tiempo protagonizando increíbles actos de supervivencia. Uno de esos actos le hizo entender mejor, a don Rigoberto, el sentido de la vida:

En pleno verano, Toda una noche llovió largo y a chorros. Los expertos pronosticaban el inicio del “fenómeno del niño”. Llovió como nunca, como no lo había hecho en los últimos cincuenta años; la ciudad estaba en problemas, obvio, la casa de don Rigoberto también. En la casa, por todas partes y toda la noche se presentaron también filtraciones y chorros de agua; todos los de la familia  amanecieron en estado de alerta, unos botaban el agua por los desagües y otros trataban de que no ingrese desde la calle que parecía un río. No hubo tiempo para otras cosas, nadie se acordó de los gatos.

Las aguas de lluvia habían encontrado cauce en la escalera, luego, invadido el patio y hasta el cuarto de los mininos. Los animales, de alguna manera, se habían puesto a buen recaudo, excepto Cuchito. La irreversible enfermedad del pequeño le impidió escapar de la inundación, por mucho tiempo estuvo medio cuerpo en el charco. Sus roncos maullidos, casi silenciados, nadie los escuchó. Samaritano no pudo sacarlo del empozado por lo jabonoso que se había convertido su cuerpo.
Muy de mañana, Benny se acordó de sus gatos:
¿Y mis gatos? preguntó a los presentes.
Benny, preocupada, dejó de lado lo que hacía y se fue por sus engreídos, los encontró en el jardín, la mayoría se calentaban con el tibio sol.

Ayudado por su hermano, Cuchito había llegado al escondite del pilón, cerca de la entrada a la casa.
Samaritano se fijó que la puerta de la sala estaba abierta, por instinto de supervivencia ingreso por ella. Cuchito, debilitado y muy enfermo, siguió a su hermanito, corría con dificultad, únicamente, con sus dos patas delanteras para no separarse y quedarse solo.

Benny buscó a los pequeños. Siguiendo las huellas del arrastre, de medio cuerpo, los encontró en la sala, debajo de un sofá. Inmediatamente inmovilizó al enfermo, en el mismo lugar. La desesperada joven cogió su celular y marcó el número de su primo, le puso en sobre aviso del agravamiento de uno de sus gatitos. Joselo llegó al poco tiempo y, en la misma caja que los trajo, se llevó a Cuchito; se lo llevó al veterinario. Los hermanitos fueron separados.

El veterinario no pudo hacer nada, Cuchito nunca regresó a casa. Al poco tiempo, Samaritano protagonizó escenas de profundo dolor. Maullando, por todos los rincones, buscaba a su hermanito, desesperado parecía gritar:
¡Cuchito! ¿Dónde estás? ¡Puedes responderme, por favor!
¡Hermanito contesta  mi llamado, dime por dónde andas!
¡Ven a dormir aquí, porque, yo soy el único que cuida bien de ti!

A cada rato, Samaritano regresaba a la sala y se metía debajo del mueble, allí donde lo había visto la última vez. En el patio, los demás gatos parecían entender el dolor de Samaritano, lo demostraban con permanecer sentados en un mismo lugar, como si estuvieran rindiendo un homenaje póstumo a Cuchito, con un prolongado minuto de silencio.

Benny y sus hermanos estaban entristecidos por la desgracia de Cuchito, al ver la reacción de Samaritano, la joven no pudo disimular, dejó caer unas lágrimas por su mejilla, Jonan y Nando se contagiaron, lagrimearon también en silencio. El gatito no quería, ni probar, los alimentos; en su plato la comida estaba intacta. Lloraba y lloraba, mejor dicho, maullaba por todas partes. Lo único que le interesaba era encontrar a Cuchito, al no lograrlo seguía soltando fuertes y tristes maullidos.

Benny y sus hermanos trataban de consolar a Samaritano, por cualquier medio y a cualquier costo. Nada funcionaba. Hasta que le pusieron en su plato una deliciosa salchicha, y lo dejaron a solas en el cuarto viejo del fondo. El gatito se calló, minutos después enviaron a Nando para espiarlo: 

¡la salchicha no está, se la comió toda. Pero, tampoco está el gatito! —Informó el menor de los hermanos–. Ellos pensaron que, por lo menos, ya probó bocado.

Por todas partes buscaron al desconsolado gatito y él no se dejaba ver, hasta que a Benny se le ocurrió por buscar debajo del mueble, allí estaba Samaritano, en su costado también estaba, entera, la deliciosa salchicha, lo había llevado para su hermanito; sentado sobre su cola, al costado de la presa, lo esperaba; al verse descubierto maulló: 
¡Miauuu! con el maullido parecía gritar: ¡hermanito, ven aquí, te traje lo que más te gusta, una rica salchicha. Cuchito, ven pronto, antes que me la quite, por favor! El frágil y querido hermanito nunca llegó.

Al tercer día de la tragedia de Cuchito, el periodo vacacional de don Rigoberto llegaba a su fin. Se acercaba la hora de su viaje, se alistaba en la sala. Los maullidos de Samaritano continuaban, aunque cada vez más enronquecidos y con menor frecuencia. Don "Rigo" escuchó los maullidos de Samaritano. El gatito lloraba debajo del sofá,  allí donde vio a su querido hermanito por última vez. No lo olvidaba.

Siguiendo el maullido de Samaritano, Vago entró a la sala, con estimuladores ronroneos ubico al crío y se acercó a él, estuvieron debajo del mueble por un par de minutos, luego, el gato grande caminó hasta la puerta de la sala y, nuevamente, con suaves ronroneos lo llamó por varias veces, por fin apareció Samaritano, se apegó al protector; el grande, como jugando, le hizo una broma, el gatito no respondió; en un segundo intento, Samaritano aceptó la invitación; luego simulando una pelea participó del juego.

Con mucha gracia Vago rodeó al pequeño, tomando la delantera se echó para revolcarse, lo hacía sin quitarle la vista de sus ojos, con la continua mirada invitaba a imitarlo, y con ese acto parecía decirle:

Pequeño, deja de llorar. Deja de lado las penas. Tu hermanito ya descansa en paz. La vida continua, hay que seguir adelante. ¡Vamos con los demás! Mi buen Samaritano.

Samaritano se detuvo por breve tiempo, su cuerpo hizo un medio giro hacia atrás, en seguida orientó su cara al interior de la sala, fijó su mirada debajo del mueble, permaneció así por otro corto tiempo, luego regresó por donde estaba el adulto y saltó sobre su cuello, con esa actitud parecía abrazarlo y, a la vez, contestar a su pedido:
Usted tiene mucha razón señor Vago, la vida continúa. Dejaré de llorar por mi hermano, pero, nunca lo olvidaré. Cuchito, mi querido hermanito, fue valiente hasta el final. El gato más valiente que existió en esta casa. Vamos al patio. Vamos con los demás, papá.
Claro que sí, pequeño. Te presentaré a la manada. Desde hoy perteneces ya a la familia.
Vago y Samaritano se retiraron de la sala. El pequeño jugaba con la cola del adulto. Jugando a los encantados avanzaban y regresaban por el pasadizo, algunos tramos, sólo, gateaban; a veces, abrazados jugueteaban tendidos en el piso, y con sus patas traseras, uno a otro, se rasgaban las costillas, a veces el vientre y el pecho. Así avanzaban de a poco, sin prisa, motivados a continuar viviendo. Padre e hijo se perdieron con dirección a la residencia minina, A “Gatolandia”.

 “CUIDA DEL HERMANO COMO LO HACES CON TU MANO”

Fin