viernes, 14 de junio de 2019

LEYENDA CANDARAVEÑA


RIÑAS Y MONTAÑAS                                                                    


Ruperto Juan Villaca Cahuana







Volcàn Tutupaca
En la era de los volcanes vivos y en pleno territorio aimara, dos volcanes candaraveños rompieron el estrecho lazo de amistad que los unía, calumnias y malos entendidos fueron las causales del inesperado resquebrajamiento. ¿Quién tuvo la culpa? Quién más pues que Mallku, el cóndor. Esta enorme ave, al confundir cuerpo tendido por carroña, mató a Marisol, para así, mitigar el hambre atroz que le cercenaba hasta el buche. Con premeditación y alevosía se cometió el delito, y de esta manera el cóndor incumplía la loable misión que la madre naturaleza le había encomendado en este mundo, la de recoger carroña. Error, craso error.


Volcán Yucamani
Marisol era una hermosa “cholita” candaraveña. Un día, la bella se fue al monte por leña. No bien llegado al río, bordeó la orilla hasta encontrar un remanso, sin usar sus manos se quitó las ojotas para luego recogerlas; con la falda, remangada hasta su vientre, ingresaba lento a las aguas, con los pies descalzos buscaba evitar las resbaladizas piedras dentro del agua, La delicadeza, la gracia y la hermosura de la joven resaltaban en ese tramo del río Callazas. Mientras avanzaba, las transparentes y refrescantes aguas le aliviaban los pies. Al mismo tiempo, asustados huían un par de truchas y una rana floja.

Sentada ya en la otra orilla, con mucha gracia, la bella descansaba mientras peinaba su larga y fina cabellera. Después extendió su “aguayo”, un colorido manto, para luego, echar su cuerpo y beber agua fresca, así mitigaba su sed, entonces, fue víctima de tan salvaje confusión.

Tutupaca, el volcán mayor, amaba a Marisol. Yucamani, el menor, adoraba a la hermosa doncella. Ambos, por separado, la buscaban y no la encontraban, tampoco encontraban razones de su extraña y misteriosa desaparición.
Mallko estaba en problemas, para salvar su pellejo tramó una patraña, les dijo por separado: —Señor Yucamani, le cuento que el Tutupaca raptó a Marisol. Yo lo vi.
De igual manera convenció al otro: —Señor Tutupaca, dicen que el Yucamani raptó a Marisol. La información que tengo es de procedencia fidedigna.
—Y, por favor, no le diga al otro, que yo lo dije, —suplicaba socarronamente el carroñero mentiroso.
Toda esa patraña fue motivo suficiente para dar fin a la tranquilidad volcánica en la región, y así, se inició la erupción de dos volcanes, en realidad era el inicio de una descomunal pelea entre los dos hercúleos amigos, vecinos y, casi, hermanos. El Tutupaca versus el Yucamani. Todo por el amor de Marisol.
Afectado en su orgullo, el Tutupaca la pelea comenzó, utilizando el factor sorpresa dio de coscorrones al volcán menor, ¡Toma, toma y toma!  —Gritaba a la vez—.
Ante tal sorpresa, el Yucamani mudo e inmóvil quedó, tampoco pudo impedir dejar escapar, de su boca, chorros de roca fundida, como si  le hubiese aflojado la glándula principal. ¡Traidor! ¿Dónde está Marisol? —Preguntó el agresor—.
El traidor eres tú. Fuiste tú el que se llevó a Marisol —Contestó el Yucamani—.
Te arrepentirás de haberme traicionado. Tu agresión no quedará así, —contradijo el mas joven—, mientras se reponía de la madrugadora agresión.
El Yucamani, con los ánimos caldeados, y furioso, muy furioso, contestó la agresión, disparó un poderoso ventarrón acompañado de vapores de agua excesivamente calientes. Luego, haciendo uso de una mala vocalización, gritó: —¡Chúpate esto, desgraciado. Aparte de llevarte a Marisol, todavía me agrede! El volcán menor seguía de malas, pues, en esta la puntería le falló. El vapor ardiente rozó, apenas, el hombro del Tutupaca, —Fallaste "volcanucho" de cuarta —refutó el mayor. La parte del hombro quemado, hoy es un cerro desértico, conocido como el “Cerro Pelao”, clara evidencia de que la pelea se dio.
El Tutupaca, al verse desfigurado, reaccionó: ¡Esto sí que no te lo permito, fregaste tu vida! —Gritó el volcán mayor—, ¡ahora verás mi furia!  furioso soltó un fuerte escupitajo de fuego, cuya bola ardiente, en las faldas del Yucamani cayó. Allí, por donde andaba su amigo el Llano Patapatani. Como no podía ser de otra manera, el íntimo quedó destrozado, mal herido y, es más, por la espesa humareda producida estaba que se atoraba.
El Yucamani resultó adolorido, y mâs atontado que la primera agresión, en ese estado, sacando fuerzas de flaqueza, giró en media vuelta, y con un fuerte puntapié devolvió la bola ardiente. Sorpresivo regreso del proyectil que encontró al  mayor distraído, pues, le cayó en el Bajo Tacalaya, un golpe casi mortal. En esta acciòn, y de pura suerte, el Tutupaca había protegido con su cuerpo a Huaytire, su amigo del alma ¡Ah, caray!  —Exclamó Turunturu, un vecino de los dos—, la cosa está para peores, hay que detener esta pelea, algo tengo que hacer, buscaré ayuda, —complemento muy preocupado—. 

Más abajo, los gritos aterradores de la Ronca, la “cabeza voladora”, despertaron a todos: Candarave, Cairani, Quilahuani, Camilaca, Huanuara y Curibaya, los hermanos del sur. Estos concluyeron que, el alma de Marisol deambulaba dando mucha pena. Los hermanos del sur lograron la mediación, llamaron a la reflexión, testigos directos fueron, y afirmaban que, tanto el Yucamani así como el Tutupaca no eran culpables de la misteriosa desaparición.
Ayudados por Yatiri, El Brujo, llegaron al lugar del crimen; no tan lejos del lugar hallaron, sólo, el peine de Marisol. ¡Ay, Dios! —Se lamentaron en dúo los enamorados—, ante tanta evidencia concluyeron que, la Marisol estaba muerta, culpable el negro Mallko.
Laguna de Suches
Nadie evitó el llanto triste de los volcanes, tampoco el lagrimeo a chorros de ambos. El abundante lagrimeo del Tutupaca formó en el enorme hoyo, producto de la pelea, la laguna de Suches, la grande. Por la misma razón, el Yucamani formó la laguna de Aricota, la menor. Dicen que el Tutupaca lloró más, por eso sobrecargó y rebasó las aguas en la laguna grande. Motivo por el cual, la menor tuvo que recibir las aguas excedentes mediante el río Callazas. 
Tarde fue el arrepentimiento del cóndor Mallko, nada se podía hacer. Todo estaba consumado. La Marisol estaba muerta. El carroñero fue juzgado por la madre naturaleza, y hallado culpable. El cóndor, con su conciencia cargado de remordimientos, imploró: perdón, hermano Tutupaca. Perdón hermano Yucamani —lagrimeaba sin llorar—, lo hice por hambre. Ya no volveré a delinquir, —dijo muy arrepentido—. Luego, triste se despidió. De voluntad había decidido marcharse, para siempre, del territorio aimara y de la Cuenca del Callazas. Confinado al ayuno, por que mató a Marisol, el ave más grande de todas las cordilleras se replegó hacia el norte, se refugió en el gran Cañón del Colca, allí se obligó a trabajar para sobrevivir. Allí patentó “el majestuoso vuelo de los cóndores”, hoy se resiste a la extinción.
Laguna de Aricota
Todos los que hallaron el peine de Marisol convocaron a una Junta. Juntaron también arbustos secos de “chare”, “chiñe” y “tola” para hacer buena candela. Después de una amplia discusión, antes de confraternizar en conjunto, merendar, pijchar coca y tomar aguardiente, los dos amigos y los seis hermanos del sur, para dejar claro la cuestión acordaron y suscribieron como sigue:
En el corazón del territorio aymara, siendo los tiempos de los volcanes vivos, el Pleno de la Junta de la Cuenca del Callazas, acuerda: Que, el Peine de Marisol permanecerá en el mismo lugar encontrado. Al cuidado de los Comisionados de Huanuara y Cairani por un lado, de Candarave y Quilahuani por el otro. Del Callazas, mediante un canal matriz, sus aguas traerán para que el monumento al peine permanezca siempre húmedo, se incluye a sus cortadores, por siempre y hasta siempre. Una vez al año, los cuidadores hasta la Bocatoma vendrán, los “tajos” o tramos del canal que les corresponde limpiarán. Una fiesta al agua renovarán, sin modificar el Peine de Marisol. Camilaca y Curibaya testifican el presente acuerdo de palabra y por escrito, El Tutupaca y el Yucamani, como dolientes, garantizarán su cumplimiento. Difúndase y cúmplase”.
En la actualidad el lugar es conocido como el Partidor Marisol, antes Peine de Marisol, se ubica aguas abajo de la Bocatoma del Callazas. Forma parte del canal matriz. Hoy convertido en Infraestructura Mayor de Riego; regula y reparte, equitativamente, las aguas que irriga por un corte las campiñas de Ancocala, Cairani, Yarabamba, Calacala y Huanuara; y por el otro corte las campiñas de San Pedro, Candarave, Talaca, Pallata y Quilahuani. Dicho partidor regula el desarrollo y la vida en cuatro distritos, de seis, en la Provincia de Candarave.

FIN

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